En nuestra vida hemos tenido que hacer muchos exámenes, que nos han agobiado y nos han creado fuertes tensiones. Sobre todo, los exámenes finales. Si supiéramos lo que nos iban a preguntar... los prepararíamos para sobresaliente. Pues bien, ya sabemos lo que nos van a preguntar en el examen final más importante -el que nos harán al terminar esta vida-: ¿Diste de comer a los hambrientos? ¿Diste de beber a los sedientos? ¿Acogiste a los inmigrantes? ¿Diste ropa a los que no la tenían? ¿Visitaste a los enfermos? ¿Acudiste a las cárceles a consolar a los condenados? Son seis preguntas que hacen referencia no a la teoría, sino a la práctica; no hay que estudiar, sino comprometerse; no hay que ser muy listos, sino muy solidarios. Mateo, cuando escuchó estas palabras de boca de Jesús se debió quedar de piedra. Y nos las transmitió en el capítulo 25, versículos 31-46 de su evangelio.
Muchos creyentes y no creyentes las han entendido perfectamente y las viven en su compromiso diario: luchan por un mundo más justo, más solidario, más humano. Estos son los que aprobarán con nota el examen final... Pero otros -que se dicen cristianos- no van por buen camino para aprobar este examen final: gobernantes y políticos que sólo buscan el provecho de unos pocos; empresarios y comerciantes únicamente interesados en ganar más dinero aun a costa del daño ajeno; jueces, funcionarios y periodistas vendidos al capital; algunos obispos más preocupados -incluso dispuestos a manifestarse- por cuestiones doctrinales, que por "el amor al prójimo", esencia del cristianismo; tú, yo, millones de personas indiferentes a la angustiosa situación en que viven dos terceras partes de los hombres...
Muchos creyentes y no creyentes las han entendido perfectamente y las viven en su compromiso diario: luchan por un mundo más justo, más solidario, más humano. Estos son los que aprobarán con nota el examen final... Pero otros -que se dicen cristianos- no van por buen camino para aprobar este examen final: gobernantes y políticos que sólo buscan el provecho de unos pocos; empresarios y comerciantes únicamente interesados en ganar más dinero aun a costa del daño ajeno; jueces, funcionarios y periodistas vendidos al capital; algunos obispos más preocupados -incluso dispuestos a manifestarse- por cuestiones doctrinales, que por "el amor al prójimo", esencia del cristianismo; tú, yo, millones de personas indiferentes a la angustiosa situación en que viven dos terceras partes de los hombres...